De origen inglés, el Bedford es un vehículo emblemático del transporte argentino: fue camión y también colectivo. Como tales, recorrió rutas y calles y fue semilla de importantes empresas nacionales.

En la actualidad, todavía pueden verse algunos Bedford que con paso cansino pero firme, siguen prestando sus servicios. Inicialmente, General Motors Argentina importó los camiones Bedford que finalmente, comenzó a fabricar en el país a partir de 1959.

El Bedford argentino tuvo sus versiones diésel y naftera, en ambos casos con motores de 6 cilindros en línea, con una cilindrada de 4.927 centímetros cúbicos. Una curiosidad poco frecuente: un vehículo con motores de la misma cilindrada, siendo uno naftero y otro diésel. Fuente histórica: https://archivodeautos.blogspot.com/

Bedford Fate
En sus años mozos, un Bedford al servicio de FATE

Más allá de sus datos técnicos, lo cierto es que el Bedford marcó una época del transporte argentino y como tal, ya es hora de dejarlos descansar y de ser posible, recuperar a pleno el esplendor de sus mejores días.

Afortunadamente, Abel Beraldi, titular de Transportes Beraldi tuvo la buena idea de recuperar un viejo Bedford del 62 que, aun mostrando el paso de los años, lucía hidalgamente su familiar figura.

Bedford
Antes y después

La tarea recayó en la mano experta de Walter Sariego, amigo de Beraldi y reconocido profesional de Quilmes, con más de 40 años de trayectoria y experiencia en el arte de la chapa y la pintura.

Aunque la especialidad de Sariego y su equipo son los autos de alta gama, lo cierto es que siempre hay un espacio para reparar –y como en este caso, restaurar-, algún pesado en su taller de Calchaquí y 337.

Tal como corresponde, la tarea se hizo a fondo y en apenas 10 días, la cabina del Bedford ya se lucía nuevamente sobre el reluciente chasis, con sus pisos nuevos, parantes renovados y la pintura lista para entrar en el armado final.

El viejo Bedford con el renovado motor en su lugar

Solo 25 días más hicieron falta para que el Bedford comenzará a revivir recibiendo la nueva tapicería, la instalación eléctrica y el instrumental completo, además de una reconstruida guantera hecha con más imaginación y arte que materiales originales.

Bedford interior
Ya casi listo y bien cuidado para que el Bedford saliera inmaculado del taller

Aunque el motor funcionaba a la perfección, recibió la atención de Walter y su equipo para que estuviera a tono con el trabajo final. Los frenos –criticados por los expertos-, se hicieron a nuevo y en la transmisión se recuperó la alta y baja, que habían dejado de funcionar.

El viejito pero rendidor 6 cilindros luciendo «a nuevo»

Gracias a las redes sociales, no solo se consiguieron algunos elementos necesarios para la restauración, sino también, asesoramiento para recuperar elementos –como el bigote por debajo de la parrilla frontal-, que el trajinado Bedford había perdido a lo largo de su historia.

El bigote que hubo que fabricar para que luciera original

El arte puesto por Walter Sariego y su equipo de trabajo en la restauración del Bedford, también fue necesario para recuperar piezas inconseguibles como las manijas interiores de las puertas que, finalmente, se fabricaron artesanalmente sobre la base del modelo original.

Las luces, las insignias, los retrovisores, la visera y otros tantos detalles no se dejaron librados al azar para que el viejo Bedford recuperara su lozanía, respetando al 99% la originalidad del camión, con una sola excepción: el zincado de los tornillos que allá por los años 60 no se realizaba.

El arte, la artesanía y la experiencia puesta al servicio de la restauración

Así, en tan solo 35 días de intenso trabajo y gracias a la calidad de mecánicos, artesanos y artistas argentinos, más la buena memoria de algunos que llevan diésel en las venas, el Bedford, un día de no hace mucho tiempo, volvió a vivir.

Casi como 0 Km
Como en sus buenos tiempos, el Bedford a las puertas del taller de Walter Sariego

La galería completa de la restauración del Bedford