Una cola de camiones de más de 12 kilómetros de extensión, desbordó la avenida Circunvalación de Rosario y creo un verdadero caos en el tránsito y el vecindario. Esta realidad no es nueva, pero solo parece ser visible cuando afecta a los automovilistas, a los vecinos y al normal desarrollo de la vida cotidiana del lugar.
Este fenómeno, si así puede llamársele, se ve en cada período de cosecha, y más allá de los problemas que mencionábamos, lo cierto es que la problemática es mucho más profunda.
Interminables colas de camiones cerealeros pueden verse orillando la ruta, y sus conductores sufriendo las consecuencias de la falta de infraestructura adecuada para la descarga y la “urgencia” de los acopiadores que, sin turno, envían los camiones cargados con cereal.
Allí, los conductores deben pernoctar o pasar muchas horas sobre sus “silos sobre ruedas”, sufriendo la falta de sanitarios, de un lugar adecuado para su alimentación y para peor, de la delincuencia que muchas veces con violencia los azota.
Nadie duda de lo molesto e incómodo que esta situación genera en los que transitan la Circunvalación y también de sus vecinos, pero el transporte y sus conductores, no son los culpables. Ellos son víctimas de un sistema ineficaz que pone en peligro las unidades, las cargas y los que es peor, las vidas de esos profesionales del volante.
Nadie ignora que la zona recibe el 80% de las mercaderías del país y que solo tiene dos accesos, a las terminales de Puerto General san Martín, San Lorenzo y Timbúes, pero tampoco, que desde que se implementó el sistema de “Cosecha Segura” –el año pasado-, y el Sistema de Turnos Web, ambas soluciones no dieron el resultado esperado.
Por una parte, las autoridades no protegen debidamente a los camiones y sus camioneros –ni tampoco ordenan el tránsito-, y por otra, el sistema de turnos tampoco funciona correctamente debido a problemas de seguridad de los sistemas informáticos de la AFIP. Lamentablemente, y como siempre, el hilo se corta por lo más delgado, en este caso, el transporte y los hombres que lo mueven.
Foto gentileza SL24.com