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Una historia similar a la de miles de trabajadores argentinos que, en este caso, se destaca especialmente por el tesón puesto a lo largo de dos décadas, para superarse e integrarse a un equipo de trabajo que desde el comienzo lo acogió y lo alentó en su tarea y en su particular esfuerzo.
Edgardo posee síndrome de Down y a los 51 años, decidió retirarse del mundo laboral, para descansar y continuar con otras actividades que llenan su vida y lo hacen feliz. A partir de ahora, sus días se completarán con sus partidos de pelota-paleta, la natación y el gimnasio, además de sus clases de teatro y guitarra.
A lo largo de su trayectoria, Edgardo nunca faltó a sus tareas ni quiso ser tratado de manera diferente. Su potencial aplicaba perfectamente para la realización de las tareas asignadas en diferentes empresas concesionarias que, a lo largo de estos 20 años, contaron con sus servicios, los cuales matizó con su habitual buen humor.
Su historia de esfuerzo y superación contó con el invalorable apoyo de su familia (de su madre y de su hermana Georgina), y de Mercedes-Benz Argentina que, en su último día de trabajo, lo homenajeó junto a sus compañeros; el director de Planta, Marc Sperling; y el presidente Roland Zey, entre otras autoridades.
El cariño y la emoción se adueñó de las instalaciones de Mercedes Benz, en donde Edgardo dejó una huella imborrable y un ejemplo que resalta que los esfuerzos, por promover la diversidad y la inclusión, siempre llegan a buen puerto
Gustavo Castagnino, director de Relaciones Institucionales de Mercedes-Benz Argentina, puso en palabras el colofón que el homenaje y la trayectoria de Edgardo merecía: “En Mercedes-Benz, no solo construimos los mejores autos, también creamos grandes grupos humanos. Edgardo es una excelente persona y es un gran ejemplo para cada uno de los empleados de Mercedes-Benz; su entusiasmo demostrado desde su primer día de trabajo ha dejado su legado en la empresa”.