El intenso calor reinante también puede afectar la integridad de «los fierros». Nuestro amigo y colaborador, Ángel Olivera, nos acercó interesantes recomendaciones para cuidar nuestros motores.
Además del nivel y estado del líquido refrigerante y del aceite de motor, procure disponer siempre la mayor cantidad de combustible en el tanque.
Esto se debe a que todos los sistemas de inyección diésel (bombas lineales, rotativas, common rail, PLD, etc.) utilizan el combustible como lubricante y refrigerante.
Los sistemas de inyección diésel trabajan a altísimas presiones por lo cual generan calor.
Con el motor funcionando y un nivel alto en el tanque, el combustible llega al motor, generalmente, a una temperatura ambiente.
Así, el sistema de inyección utiliza una parte para inyectarla dentro de los cilindros y el resto es utilizado para lubricar y refrigerar.
Luego, el combustible vuelve al tanque por una línea de retorno a una temperatura superior.
Usted puede comprobarlo: con el vehículo estacionado y el motor en marcha, toque las líneas de entrada y salida de combustible en el tanque.
La diferencia de temperatura es evidente entre una y otra: en condiciones normales, la línea de suministro tiene una temperatura menor a la de retorno.
El combustible que viene por la línea de retorno va calentando al resto dl combustible dentro del depósito.
Si el nivel es bajo el combustible se calienta más rápido y vuelve al motor por la línea de suministro a una temperatura alta.
En la actualidad muchos vehículos traen en la línea de retorno serpentinas, radiadores o incluso, tanques de aluminio para disipar la temperatura.
Aun así, siempre es conveniente mantener alto el nivel del combustible en los tanques.
Calor: Que problemas puede generar en el motor
La temperatura alta en el sistema de inyección genera pérdida de presión, por dilatación en los elementos de bombeo de combustible e inyectores y desgaste por fricción.
Esta pérdida de presión trae como consecuencia una notable pérdida de potencia. También es notable como el motor «gira unas vueltas más » para arrancar.
Este fenómeno es consecuencia de la fuga de presión por dilatación.
Que el motor «gire unas vueltas más » para arrancar genera también desgaste prematuro en el motor de arranque.
También afecta a la batería (más consumo) y al alternador, que tiene que recuperar la energía de la anterior.
Un combustible con una temperatura demasiado baja genera depósitos de parafina en el tanque y en los filtros.
Por eso, en épocas de bajas temperaturas es necesario calentar el combustible. Por ahora, nos ocupamos del calor, el invierno lo dejamos para más adelante.
Por: Ángel Olivera – Técnico superior en mecánica pesada